Piedra, papel, tijera...
El fútbol es piedra, papel, tijera.
Hace dos años, cuando aún estábamos en segunda realizamos
quizás la mejor hora de fútbol que el Barça padeció aquella temporada. Pudimos
llegar al descanso con el marcador a cero pero siempre hay algo que sale mal.
Un jugador se resbala, un balón que se queda suelto, una contra.... la portería
perforada. Todavía durante un tercio de la segunda parte aguantamos el tipo
hasta que la diferencia de calidad se dejó sentir. El abultado 5-0 hizo parecer
un trámite la ida de una eliminatoria muy desequilibrada, pero los espectadores
que estuvieron en el Camp Nou recordarán otra cosa.
La vuelta era un partido "para disfrutar". De
acuerdo, si disfrutar quiere decir ganar. En los primeros minutos del partido
el Betis se puso rápidamente 2-0 y aunque el gol culé hizo temer un nuevo paseo
de la apisonadora blaugrana, el bueno de Arzu hizo su último gran acto
memorable con la elástica de las trece barras. Esa temporada el Barça ganó la
liga y la Champions, pero sólo un equipo le había metido 3 goles en partido
oficial.
Meses más tarde cerrábamos la primera vuelta de la primera
división visitando el Camp Nou. En sólo 12 minutos los barcelonistas pusieron
el encuentro a favor con una pareja de tantos y nuevamente parecía que el guión
habitual iba a ser reescrito una vez más. Pero el fútbol es piedra, papel,
tijera y cuando llegamos al descanso el marcador iba empatado. Nuevamente el
Barça sufría con nuestras bandas, nuevamente Beñat parecía igualar en jerarquía
a Xavi y de nuevo los blaugranas se tenían que emplear a fondo para
doblegarnos. Faltitas, sardanas, las pillerías acostumbradas.... A eso de la
media hora del segundo tiempo el equipo catalán lograba romper la igualada y un
penalti ya innecesario lo dejó todo en 4-2.
En Mayo poníamos el colofón a una liga que el Madrid
reventaba en puntos y goles y que el Barça se afanaba en maquillar a toda
costa. El glotón rosarino, al que ninguna cifra de goles le bastaba para ganar
tranquilo la bota de oro lo intentó hasta en tres ocasiones, pero se fue de
vacío. El único que marcó el doblete fue Rubén Castro que si en vez de jugar en
la avenida de la Palmera lo hubiese hecho en la Travesera de Les Corts le
habrían esperado para ir a la Eurocopa. Al final 2-2, un empate meritorio
contra un equipo que alineó a Xavi, Iniesta, Messi, Alves, Piqué, Mascherano...
¿Por qué no? Pensábamos hoy. Al fín y al cabo el fútbol es
piedra, papel, tijera y este Betis de Pepe Mel había logrado un empate y una
victoria en cuatro partidos, había mandado la pelota a la red culé en 7
ocasiones, más que ningún otro equipo del mundo. Ni Madrid, ni Chelsea, ni
Inter, fue el Betis de Pepe Mel el equipo que más apreturas hizo pasar al histórico Barcelona de Pep
Guardiola. Por eso, porque el fútbol es piedra, papel, tijera...
Defensa adelantada, presión media, achiques contínuos, Cesc
que se lesiona, Messi sin marcaje específico, dos goles y el puto récord de una
vez.
El equipo ordenado, no se descompone, Joel Campbell
gustándose ante las cámaras de medio mundo, Xavi intentando tomar el mando en
la misma zona que Beñat, más alto, más fuerte, más joven y tan bueno como él.
Ahora es Juan Carlos el que se lesiona y deja su sitio al joven Vadillo de
cuyas botas se va a alimentar el desmarque de Rubén para el 2-1. Descanso.
Uno se teme lo peor, una salida en tromba del Barcelona para
terminar de arreglar lo que a los 20 minutos parecía más que resuelto, pero lo
que vemos es la presión adelantada, mucha mayor intensidad en el centro del
campo del Betis, infructuosos intentos del Barcelona por arruinar la salida de
balón verdiblanca, Iniesta yendo al suelo ante los embites de Cañas y Beñat,
que goza de falta gracias a la docilidad arbitral; viéndolo uno en cámara lenta
parecería una escena en un restaurante, con el cliente alzando la mano para
pedir el café y el árbitro corriendo solícito a servírselo.
Intensidad en el cesped y la grada; "es un enano, el
Messi es un enano", "Messi, enano, hijo de Cristiano",
"Lolololololololó, ¡que viiiiiiiiva Espaaaaña!" ... Fingimientos,
exageraciones, Alexis en trámites para desequilibrar por vía federativa e
Iniesta otra vez en el suelo ¡que le gusta la verdura a esta criatura! Pero el
fútbol es piedra, papel, tijera, y la última media hora del partido lo que nos
muestra es un duelo de igual a igual, con un Betis que domina el territorio,
con uno, dos, ¡tres balones al palo!, con la línea de creación blaugrana
extenuada de defender tan atrás, lanzando contras que los zagueros béticos
convierten en infructuosas.
Poco a poco, como hoguera que ha ido consumiendo macizos
troncos hasta hacerlos brasa quebradiza, ambos equipos empiezan a rendirse, los
riesgos corridos son cada vez menores, el Barcelona parece asumir que sólo el
pitido final le dará tranquilidad. En la pradera del Villamarín el Betis es
altivo león sin resuello que no puede evitar que esa pieza atacada y cobrada
una y otra vez se escape herida y sangrante, pero viva.
Y eso fue todo lo que pasó esta noche. El equipo que cuando
juega bien gana y cuando juega no tan bien, también gana, pasó mil y un apuros
para no dejar escapar puntos en esa carrera esquizofrénica que es la Liga
española. Y los pasó, porque enfrente se encontró un equipo que es línea por
línea inferior, que no aspira más que a ocupar una plaza decente, pero que
cuando pisa el mismo césped lo trata como a un igual. Porque el fútbol es
piedra, papel y tijera...
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