Era un 25 de Mayo de 1967 en Madrid. Mayo, el mes de las
flores, el mes de San Isidro, el mes 5º, y el día 25, 5 veces 5. Todo empezó a
las 5 de la tarde en que pisaba la arena del coso de las Ventas Don Francisco
Romero López. Ya se había matado al 1º, al 2º, al 3º y al 4º y llegó, como no,
el 5º, un sobrero de Cortijoliva que al Faraón no le entró por el ojo.
Presiones desde la presidencia, abucheo del público, la
pareja de la Guardia Civil. Curro dijo no y es que no, y es más confortable el
calabozo con honra que el hotel sin vergüenza...
Llegó el día siguiente, y con él el siguiente contrato.
Nuevamente una soleada tarde del mes 5º a las 5, pero mira por donde esta vez
el Duende quiso aparecer, derramar las erráticas gotas de su perfume de
entusiamo y jolgorio, de dicha y locura. El día antes había salido a pie con un
guardia en cada hombro, y esa tarde salía a hombros con una oreja en cada mano
¿quién sabe por qué pasan las cosas?
Y dio igual que se torciera el día 5 veces 5, del mes 5 a
las 5 de la tarde.
No pasaron 5 días, que fueron 6, ni fue a las 5 de la tarde
sino rozando la medianoche. Noviembre no es el 5º mes sino el 11º y fue el
mismo solitario gol que una semana atrás el que ahora hacía levitar esos 11
pares de botas sobre el bendito césped donde al Duende le gusta jugar...
La semana pasada quedó atrás: Que si 5, que si 5, que si
5... Ahora me relajo y miro la clasificación: ¡Coño, estamos el 5º!